El aceite de oliva es un aceite vegetal que se obtiene del fruto del olivo, denominado oliva o aceituna. Con solo verter un buen chorro en la olla o sartén y un estupendo sofrito, prepararán los mejores plato de todos.
Debido a diversos factores, como la extrema sequía por el cambio climático que amenaza a la agricultura, el precio de este alimento ha presentado graves aumentos de su precio.
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Esto ha provocado que muchísimos consumidores busquen otros sustitutos, con un sabor o consistencia parecidos y un precio inferior al que mantiene actualmente el aceite de oliva.
Además del aceite de oliva, es común encontrar en las góndolas al aceite de girasol, un producto muchísimo más barato, pero nutricionalmente mucho más pobre que se utiliza sobre todo para freír grandes cantidades.
Es por ello que otro grupo de consumidores prefieren decantarse por una variedad diferente: el aceite de coco. Además de su bajo coste, este aceite está asociado a un uso cosmético, pero recientemente también se ha popularizado como un ingrediente más para preparar comidas.
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El aceite de coco es un ingrediente versátil en la cocina que ofrece una serie de beneficios y un positivo impacto en la salud, se trata de un producto rico en grasas saturadas que según algunos estudios podría tener un impacto neutro o positivo en los niveles de colesterol con respecto a otras grasas saturadas. Además, contiene ácido láurico, asociado con propiedades antibacterianas y antivirales y puede ser beneficioso para la saciedad y la pérdida de peso.
A parte de eso, el aceite de coco tiene una textura sólida a temperatura ambiente: como la manteca o la mantequilla, que lo hace especialmente útil a la hora de preparar productos horneados, como pasteles y galletas.