Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard arrojo luz sobre una de las transformaciones evolutivas más significativas en los mamíferos: la transición de una postura reptiliana “despatarrada” a una postura erguida, que caracteriza a muchos de los mamíferos actuales. Este cambio, lejos de ser un proceso sencillo, fue influenciado por eventos ambientales críticos y requirió una reconfiguración de la anatomía, lo que finalmente permitió a los mamíferos su exitoso desarrollo y expansión.
La investigación, publicada en Science Advances, se basa en datos fósiles y modelos biomecánicos avanzados, cubriendo un lapso de 300 millones de años. Los primeros mamíferos, como el pequeño protomamífero Megazostrodon y el cazador Lycaenops, poseían una postura similar a la de los reptiles, con las extremidades extendidas hacia los lados. Sin embargo, la evolución hacia una postura erguida marcó un punto decisivo en su historia evolutiva, otorgándoles una mayor eficiencia locomotora y capacidad de adaptación a nuevos entornos.
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Según Peter Bishop, uno de los investigadores, este cambio implicó “una reorganización significativa de la anatomía y función de las extremidades”. La transición a una postura erguida ayudó a mejorar el equilibrio y la fuerza de desplazamiento, habilidades que permitieron a los mamíferos moverse con mayor agilidad y adaptarse a diversos hábitats.
Los científicos de Harvard utilizaron innovadores modelos biomecánicos y técnicas digitales para estudiar cómo los músculos y huesos interactuaban en estas antiguas especies. Estos modelos no solo revelaron la complejidad de la evolución postural, sino que también mostraron que el cambio se produjo de forma gradual y con variaciones significativas entre especies.
De acuerdo con la investigadora Stephanie Pierce, el estudio permitió entender mejor cómo los eventos ambientales, como la extinción del Pérmico-Triásico, impactaron en la evolución de los sinápsidos, el grupo de animales que incluye a los mamíferos y sus ancestros. Este evento, que acabó con el 90% de las especies, permitió que los sinápsidos sobrevivientes evolucionaran hacia una postura erguida, adaptándose a nuevas condiciones ecológicas.
Esta investigación va más allá del interés científico. Comprender cómo los mamíferos adquirieron su postura actual aporta información sobre su capacidad de adaptabilidad, resiliencia y éxito evolutivo. Pierce subraya que este tipo de estudios son “cruciales para entender el desarrollo de las habilidades motoras y posturales que ayudaron a los mamíferos a prosperar”.
Además, el uso de técnicas computacionales y digitales para el análisis de fósiles ofrece nuevas posibilidades para la paleontología, permitiendo a otros investigadores estudiar el movimiento y la estructura corporal de especies extintas con una precisión sin precedentes.
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El hallazgo del equipo de Harvard marca un avance significativo en la comprensión de la evolución de los mamíferos y subraya cómo los cambios anatómicos, en respuesta a presiones ambientales y extinciones masivas, permitieron a este grupo animal prosperar. Esta historia de transformación demuestra la capacidad de adaptación de los mamíferos y cómo, a través de millones de años, lograron evolucionar hasta convertirse en uno de los grupos animales más diversos del planeta.