La felicidad, ese enigmático estado que todos anhelamos, ha desafiado a filósofos, poetas y científicos a lo largo de la historia. En esta búsqueda constante, se revela como un concepto multifacético, tejido con hilos de placer, propósito, relaciones y bienestar psicológico.
Aunque su definición puede escapar a las restricciones de una única perspectiva, su diversidad se convierte en la verdadera esencia de su magia. Acompáñanos en un viaje a través de la mirada de National Geographic sobre la felicidad, explorando su riqueza y descubriendo hábitos respaldados por la investigación que podrían iluminar nuestro camino hacia ese ansiado bienestar.
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Etiquetar las emociones, según estudios, puede frenar la actividad cerebral vinculada a emociones intensas. Expresar lo que sentimos, ya sea por escrito o hablando, nos ayuda a procesar y ver los problemas desde una perspectiva objetiva.
El ser humano está diseñado para socializar, por lo que el bienestar depende de relaciones interpersonales sólidas. Un famoso estudio de Harvard concluye que las relaciones positivas a lo largo de la vida contribuyen significativamente a la felicidad.
Según un estudio de las universidades de Oxford y Yale, la actividad física aporta más felicidad que la riqueza material. La famosa frase "mens sana in corpore sano" cobra vida en esta investigación.
El contacto físico, como los abrazos, reduce el cortisol y estimula la liberación de oxitocina y serotonina, mejorando el estado de ánimo.
Nuestra relación con nosotros mismos es esencial. Según un estudio de la Universidad de Michigan, hablarnos en segunda persona, con mensajes positivos, contribuye a la racionalidad y optimismo.
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En la diversidad de definiciones y en la práctica de estos hábitos, quizás descubramos la esencia única de nuestra propia felicidad.
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