Los perros han sido compañeros fieles de los seres humanos durante miles de años. Pero, ¿cómo nos ven realmente estos animales? Para nuestros amigos de cuatro patas, las personas son más que simples proveedores de comida y refugio, nos ven con una mezcla de instinto, emoción y lealtad profunda.
Aunque su agudeza visual es inferior a la de los humanos, Eduarda Piamore, Técnica en psicología, educación y adiestramiento canino y felino, manifiesta que los perros tienen una visión del mundo única. Ven en una escala de colores más limitada, distinguiendo principalmente tonos de azul y amarillo. Aunque su vista a corta distancia es borrosa, poseen una excelente capacidad para detectar movimiento, lo que les permite reaccionar rápidamente a los estímulos de su entorno.
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Para los perros, el sentido del olfato es la clave para comprender a las personas. Pueden reconocer a sus dueños y distinguir entre distintas emociones humanas a través de las feromonas y los olores corporales. También son muy sensibles al lenguaje corporal y las expresiones faciales humanas. Estudios han demostrado que son capaces de interpretar nuestras emociones básicas, como la alegría, tristeza o enojo y reaccionar en consecuencia. Esto demuestra que los perros perciben y responden a nuestro estado emocional, lo que fortalece aún más el vínculo entre ellos y los humanos.
Si bien los perros reconocen que somos diferentes a ellos y no nos ven como otro perro, tampoco nos perciben como padres en el sentido humano de la palabra. A lo largo de la historia, se ha creído que los perros ven a los humanos como miembros de su manada. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que los perros cambian su comportamiento cuando interactúan con personas en comparación con otros perros. Reconocen que somos distintos, pero nos consideran una figura de referencia y protección dentro de su grupo social, lo que se acerca al concepto humano de familia.
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De este modo, ser dueño de un perro implica entender que no solo somos sus cuidadores, sino sus referentes emocionales. Nos observan, nos escuchan y nos aman con una devoción que pocos otros seres vivos son capaces de mostrar.
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