En el mundo de la neurociencia, los gatos han comenzado a ocupar un lugar inesperado en la investigación del envejecimiento cerebral humano. Un nuevo proyecto de investigación está revelando que estos felinos podrían ofrecer una visión crucial para entender mejor el deterioro cognitivo en personas.
En una reciente conferencia sobre neurobiología comparativa y evolutiva en Seattle, Estados Unidos, científicos presentaron sus hallazgos sobre cómo el envejecimiento en gatos guarda similitudes significativas con el cerebro humano, especialmente en comparación con el modelo estándar de investigación: los ratones.
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El proyecto "Translating Time", respaldado por la Fundación Nacional de Ciencias y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, busca explorar el desarrollo y el envejecimiento cerebral en más de 150 especies de mamíferos. Entre estos animales se encuentran tanto gatos como perros, quienes, al vivir en ambientes humanos, comparten más factores ambientales con nosotros en comparación con los animales de laboratorio.
La doctora Christine Charvet, neurocientífica de la Universidad de Auburn y una de las investigadoras principales del proyecto, explica que a diferencia de los ratones, los gatos podrían ofrecer un modelo de envejecimiento más relevante debido a la similitud en sus procesos de degeneración cognitiva: “El cerebro de los gatos envejece con patrones que reflejan el deterioro en personas mayores, algo que no observamos en ratones”.
Los gatos, al envejecer, muestran un deterioro cognitivo similar al de los humanos, lo que los convierte en modelos valiosos para estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. A diferencia de los ratones, que pueden eliminar proteínas dañinas, los gatos carecen de este mecanismo, por lo que sus cerebros reflejan mejor el envejecimiento humano. Además, los gatos también pueden padecer amiloidosis, una acumulación de proteínas anormales similar a la observada en personas. Proyectos como "Translating Time" y el "Dog Aging Project" buscan en gatos y perros claves para entender cómo la genética y el ambiente influyen en el envejecimiento y en posibles tratamientos para enfermedades cognitivas en humanos.
Más allá de los beneficios científicos, estudios han demostrado que tener una mascota puede mejorar el bienestar emocional y físico de las personas. Las mascotas fomentan la actividad física, combaten la soledad y tienen efectos positivos en la salud cardiovascular, lo que demuestra que el vínculo entre humanos y animales es, en sí mismo, un estímulo de salud.
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A medida que los investigadores exploran más sobre el envejecimiento en gatos, la esperanza es que estos estudios nos acerquen a nuevas terapias y métodos de diagnóstico que mejoren la calidad de vida de las personas. La ciencia nos muestra que el cerebro de estos felinos podría tener mucho que enseñarnos sobre los mecanismos del deterioro cognitivo, ofreciendo un enfoque fresco para enfrentar enfermedades como el Alzheimer y otras demencias.
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