Siempre que se habla de salud, la alimentación y la actividad física aparecen como la base principal. La Clínica Universidad de Navarra (España) remarca que una alimentación equilibrada supone un aporte de nutrientes adecuado a las necesidades individuales de cada persona para el mantenimiento de la salud y debe cubrir las demandas energéticas del organismo.
Por otro lado, el Ministerio de Sanidad de España puntualiza que las decisiones que tomamos a la hora de nuestra alimentación están basadas en nuestros conocimientos, nuestras emociones y nuestras habilidades y todo ello, está muy influido por el entorno en el que vivimos. Por eso, resulta importante conocer qué productos son más beneficiosos para nuestra salud y cuáles deberías evitar.
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En este marco, el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia señala que al consumir alimentos no hay conocimiento claro de sus contenidos nutricionales, calorías, cantidades de sodio o azúcar. Entonces, afirma, para lograr una alimentación saludable es necesario el consumo diario de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, leche, carnes, aves y pescado y aceite vegetal, en cantidades adecuadas y variadas.
A estas recomendaciones podemos sumar un estudio realizado por la Universidad de Harvard que confirma cómo lograr el plato de comida saludable ideal. Su objetivo es darnos a conocer un patrón saludable que nos permita preparar platillos cuya distribución de los alimentos genere un impacto positivo en nuestro organismo. El nutricionista Ramón de Cangas, de la Universidad de Navarra, afirma que “la idea es ayudarnos a diseñar los platos de las comidas principales”.
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Lograr preparar un plato de comida que beneficie a nuestra salud fue descrito por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y en este destaca que el 50% del plato debe contener frutas y verduras de todos los colores. Además, un 25% debe estar destinado a cereales integrales como centeno, arroz, avena, cebada y trigo, y seudo cereales (quinoa y trigo sarraceno).
El 25% restante es para las proteínas que, explican los expertos, deben ser de origen animal y vegetal y entre estos destacan a pescados, semillas, pollo, frutos secos, lácteos descremados y legumbres. En esta alimentación deben utilizarse aceites vegetales saludables como girasol, oliva, canola, maíz y soya, entre otros. El agua, té y café aparecen entre los líquidos recomendados, mientras que las bebidas azucaradas deberían limitarse.
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