Nunca es tarde para adoptar un estilo de vida más saludable, y la edad no debe ser un impedimento para comenzar a hacer ejercicio, incluso si se ha llevado una vida sedentaria hasta ahora. Empezar a moverse a los 60 años o más puede parecer un reto, pero los beneficios que se obtienen van más allá de la simple mejora física: es un impulso para el bienestar mental y la calidad de vida en general.
A esta edad, el cuerpo aún tiene una notable capacidad para adaptarse y fortalecerse. El ejercicio físico no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también puede actuar como un tratamiento eficaz para condiciones ya existentes, como problemas cardíacos o incluso ciertos tipos de cáncer. Además, mejorar la fuerza muscular y la movilidad contribuye a mantener la independencia y la capacidad de realizar actividades cotidianas con mayor facilidad y confianza.
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Según el entrenador de Beldon Medical Gonzalo Hernández, es importante comenzar de manera gradual, combinando ejercicios de fuerza, cardio, equilibrio y movilidad. Aunque caminar es una buena actividad para mantenerse activo, no debería ser la única forma de ejercicio. Es crucial incluir entrenamiento de fuerza, ya que este tipo de ejercicio ayuda a prevenir la pérdida de masa muscular, una condición común a medida que envejecemos. Esto no significa que debas apuntarte a un gimnasio de inmediato; existen muchas formas de trabajar la fuerza en casa con el peso corporal, bandas elásticas o pequeñas pesas.
Uno de los errores más comunes es comenzar demasiado rápido, sin tener en cuenta las limitaciones del cuerpo. Aunque el entusiasmo inicial es positivo, es fundamental no excederse, ya que esto podría provocar lesiones. Tampoco se debe subestimar la importancia de un buen asesoramiento. Consultar con un médico o un entrenador especializado puede ser clave para desarrollar un plan de ejercicio adecuado, que no solo sea seguro sino también efectivo a largo plazo.
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Otro error frecuente es basar toda la actividad física en el ejercicio cardiovascular, como caminar o montar en bicicleta, sin darle la misma importancia al entrenamiento de fuerza. Para las personas mayores, mantener y mejorar la fuerza es esencial, ya que esto ayuda a evitar la fragilidad y a mejorar la movilidad y el equilibrio.
La motivación es clave para mantener la consistencia en la actividad física. Encontrar una actividad que realmente disfrutes es fundamental. Si caminar no es lo tuyo, quizás el baile, la natación o incluso el yoga sean más atractivos. El aspecto social de ciertas actividades también puede ser un gran motivador, ayudando a mantener la constancia y el disfrute del ejercicio.
Los beneficios de comenzar a hacer ejercicio a partir de los 60 años son innumerables. Desde mejoras en la fuerza física y la movilidad hasta un impacto positivo en la salud mental y emocional, el ejercicio regular puede transformar la vida diaria. No solo te sentirás más fuerte y ágil, sino que también ganarás en confianza y bienestar general.