El sur de Europa y otras regiones del hemisferio norte atraviesan una ola de calor con temperaturas extremas.
En Italia, por ejemplo, donde se vieron temperaturas de cerca de 47°C en Sardinia y Sicilia, la mayoría de las principales ciudades se encuentran en alerta roja por calor extremo.
Se espera que la ola de calor continúe en el sur de Europa hasta el miércoles, pero, según advierte la agencia del clima de la ONU, este tipo de temperaturas extremas ya son "la nueva normalidad" en un mundo calentado por el cambio climático.
¿Pero qué efecto puede tener el calor extremo en nuestro cuerpo? Te explicamos qué le pasa a tu organismo cuando se expone a altas temperaturas, y cómo cuidarte para reducir su impacto.
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A medida que el cuerpo se calienta, los vasos sanguíneos se dilatan, se abren. Esto hace que tengamos una tensión arterial más baja y que el corazón trabaje más para empujar la sangre por todo el cuerpo.
Esto puede causar síntomas leves, como sarpullido con picazón o pies hinchados.
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A la vez, empezaremos a sudar, y esto lleva a la pérdida de líquidos y sal y, de manera crucial, cambia el equilibrio entre ellos en el cuerpo.
Esto, combinado con la presión arterial baja, puede hacer que nos dé un golpe de calor o insolación. Los síntomas incluyen:
Si la presión arterial baja muy rápido, aumenta el riesgo de ataques cardíacos.
Nuestro cuerpo se esfuerza por mantener una temperatura interna de aproximadamente 37,5 °C, ya sea que estemos en medio de una tormenta de nieve o en una ola de calor.
Es la temperatura a la que nuestro cuerpo está acostumbrado a trabajar.
Pero a medida que el clima se vuelve más cálido, el cuerpo tiene que esforzarse para mantener baja su temperatura interna.
Por eso se dilatan los vasos sanguíneos más cercanos a la piel, para expulsar ese calor y se empieza a sudar.
Conforme el sudor se evapora, la pérdida de calor es drástica y la piel se va refrescando.
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Las autoridades sanitarias dan algunos consejos al respecto:
Lo más recomendable es seguir una dieta variada y equilibrada, con un patrón Mediterráneo (que incluye productos de estación, principalmente de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, cereales y aceite de oliva), según explica Carmen González Vázquez, profesora en el Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Internacional de La Rioja, España, en un artículo de The Conversation.
Es preferible hacer ingestas ligeras y frescas a lo largo del día, evitando comidas muy abundantes y ricas en grasas, así como evitar los excesos en el consumo de proteínas de grandes animales, como carne de vaca o cordero.
También es importante elegir alimentos que contengan más agua, y, en lo posible, optar por alimentos que se consuman crudos o que requieran de poca cocción.
Usa sábanas delgadas, y si eres de las personas que no pueden dormir sin calcetines, mételos a enfriar en la nevera antes de ponértelos y sigue tu rutina habitual antes de acostarte, recomiendan los expertos.
Si el calor es muy intenso incluso de noche, usa un ventilador y abre las ventanas para que se creen corrientes de aire.
Si la persona puede enfriarse y volver a una temperatura más baja en media hora, entonces el golpe de calor no es grave.
Las autoridades sanitarias aconsejan:
Si después de haber hecho todo esto no se recupera a los 30 minutos, lo que sigue es una insolación.
Esto es una emergencia médica y debes llamar a los servicios de urgencias.
Las personas que sufren una insolación o golpe de calor dejan de sudar aunque tengan demasiado calor. Su temperatura pueden superar los 40 °C y podrían tener convulsiones o perder el conocimiento.
La vejez o algunas dolencias crónicas, como las enfermedades cardíacas, pueden hacer que las personas sean menos capaces de hacer frente a la tensión que el calor ejerce sobre el cuerpo.
La diabetes puede hacer que el cuerpo pierda agua más rápidamente y algunas complicaciones en esta enfermedad pueden alterar los vasos sanguíneos y la capacidad para sudar.
Los niños y aquellas personas que tiene menos movilidad también pueden ser más vulnerables.
Las enfermedades cerebrales, como la demencia, también pueden hacer que algunas personas no sean conscientes del calor o que no sean capaces de hacer nada al respecto.
Las personas sin hogar también estarán más expuestas al sol.
Los diuréticos, a veces llamados "píldoras de agua", aumentan la cantidad de líquidos que expulsa el cuerpo. Se usan bastante, incluso para la insuficiencia cardíaca. Con temperaturas altas, aumentan los peligros de deshidratación y los desequilibrios en algunos minerales que son clave en nuestro cuerpo.
Los antihipertensivos, que reducen la presión arterial, hacen un efecto que, combinado con la dilatación de los vasos sanguíneos por el calor, puede provocar caídas peligrosas de la presión arterial.
Algunos medicamentos para la epilepsia y el Parkinson pueden bloquear la sudoración y dificultar que el cuerpo se enfríe.
Otros medicamentos como el litio y las estatinas pueden volverse más concentrados y problemáticos en la sangre si hay una pérdida excesiva de líquidos.
Sí, en casos de golpes de calor, los cuales se producen cuando el cuerpo tiene aumentos repentinos en su temperatura y no se pueden bajar, según afirma la Clínica Mayo de EE.UU.
La mayoría de los fallecimientos suelen producirse por ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares causados a su vez por el esfuerzo del cuerpo de tratar de mantener estable la temperatura corporal.
La evidencia sugiere que buena parte de las muertes se producen con las altas tempreraturas en primavera o a principios del verano, en lugar de darse durante el "pico estival".
Esto puede deberse a que, al principio, aún no estamos aclimatados y luego, conforme avanza el verano, adaptamos nuestro comportamiento del día a día, hábitos y vestimenta y nos acostumbramos a lidiar con el calor.
La evidencia que hay de olas de calor anteriores es que el aumento de muertes ocurre de un modo muy rápido, dentro de las primeras 24 horas de la ola de calor.
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