Las costras en los gatos son endurecimientos temporales de la piel que se forman durante el proceso de cicatrización de heridas. Aunque en la mayoría de los casos se deben a lesiones superficiales sin complicaciones, la aparición de múltiples costras puede ser un indicio de problemas más graves, como infecciones bacterianas, fúngicas o parasitarias.
Cuando un gato presenta costras en la piel, es esencial mantener la zona limpia para favorecer la cicatrización y evitar infecciones. Según María Besteiros, Auxiliar técnico veterinario y peluquera canina y felina, la frecuencia con la que se deben limpiar las costras depende del origen de las mismas y del tratamiento indicado, pero en general, las heridas simples deben limpiarse una vez al día. Sin embargo, si el veterinario ha prescrito el uso de un champú específico, los baños pueden realizarse varias veces a la semana, dependiendo de la gravedad del problema. A continuación, te explicamos algunos tratamientos caseros y medidas que puedes implementar en casa para ayudar a tu gato a sanar:
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Uno de los métodos más simples para tratar las costras es lavar la zona afectada con agua o suero fisiológico y un jabón apto para gatos. Mantener la herida limpia es crucial para evitar infecciones secundarias. No frotes la costra, ya que esto podría provocar que se desprenda antes de tiempo, lo que podría reabrir la herida. Si las costras son numerosas, un baño completo con un champú específico recetado por el veterinario puede ser necesario.
Si la zona está sucia o propensa a ensuciarse, puedes desinfectar las costras con productos como la clorhexidina o povidona yodada, siempre siguiendo las recomendaciones del veterinario. En casos más graves, se puede utilizar un champú desinfectante para todo el cuerpo del gato.
Para favorecer la cicatrización, es esencial mantener la piel hidratada. Productos como el aloe vera, la vaselina o aceites naturales como el de oliva pueden ayudar. Aplica una pequeña cantidad sobre las costras, pero asegúrate de no usar aceites esenciales sin la aprobación del veterinario, ya que algunos pueden ser tóxicos para los gatos.
Uno de los mayores riesgos para las costras es que el propio gato las arranque al lamerlas o morderlas. Para evitar que acceda a las heridas, puedes utilizar un collar isabelino o cubrir la zona con ropa o vendajes, siempre bajo la supervisión del veterinario.
Incluir ácidos grasos omega 3 en la dieta de tu gato puede ayudar a mejorar la salud de su piel y pelaje. Estos nutrientes, que suelen estar presentes en dietas de alta calidad, contribuyen a la hidratación de la piel y previenen la sequedad, favoreciendo una cicatrización más rápida.
Una vez que la piel ha sanado, las costras deben desprenderse naturalmente. Para facilitar este proceso, puedes cepillar suavemente a tu gato, especialmente después de un baño o tras aplicar hidratantes.
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Es importante recordar que la limpieza y cuidado de las costras no debe sustituir la atención veterinaria, especialmente si el origen de las lesiones no está claro o se sospechan problemas más graves.
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