La , se ve marcada por cambios no solo físicos sino también por una verdadera revolución hormonal y cerebral en los varones. Por eso, la neurocientífica Louann Brizendine arroja luz sobre ese tumultuoso viaje hacia la adultez, destacando el papel protagónico de la testosterona.

Los intrincados cambios neurobiológicos en los adolescentes varones. Fuente: Freepik.
Los intrincados cambios neurobiológicos en los adolescentes varones. Fuente: Freepik.

Entre los 9 y los 15 años, el nivel de testosterona en el varón se multiplica por veinte, desencadenando una actividad cerebral intensa. "Si la testosterona fuese cerveza, un niño de nueve años produciría el equivalente a una copa diaria. Pero a los quince, sería el equivalente a ocho litros diarios", expresó la especialista de manera ingeniosa.

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Si bien, la testosterona tiene efectos evidentes en el desarrollo físico, también influye en circuitos cerebrales masculinos que, dormidos, se activan de manera veloz. Se agranda la zona del hipotálamo vinculada a la búsqueda sexual, dándoles a los adolescentes un cerebro diseñado para que la sexualidad ocupe una parte significativa de su mente.

A raíz de ello, la neurocientífica Louann Brizendine compara la preocupación sexual en los adolescentes varones con una pantalla gigante de televisión en un bar: "está siempre encendida". A esto se le suma la vasopresina, que contribuye a reacciones más virulentas, agresivas e impacientes en los adolescentes con niveles elevados de testosterona.

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Se cree, que estas transformaciones hormonales, fundamentales para el desarrollo, podrían estar vinculadas a diversos trastornos psiquiátricos durante la adolescencia, reacciones impulsivas y bruscas.

Los intrincados cambios neurobiológicos en los adolescentes varones. Fuente: Freepik.
Los intrincados cambios neurobiológicos en los adolescentes varones. Fuente: Freepik.

Tormenta de hormonas y revolución cerebral

La resistencia a la rutina en los adolescentes varones se basa en que, su parte instintiva tiende a vencer a la racional, debido a que están inundados de hormonas, ya que se estima que el cerebro masculino tarda entre cinco a nueve años, desde el inicio de la pubertad, en equilibrarlas, permitiendo un funcionamiento más estable.

La comprensión y entendimiento de esta compleja etapa no sólo arroja luz sobre los desafíos que se presentan, sino que también destaca la importancia de guiar y apoyar a los adolescentes en su travesía hacia la madurez.


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