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Así han retratado el pan de muerto varios pintores

El pasado no sólo está en los libros, a veces está en canciones, fotos, o pinturas. Es el caso del pan de muerto, cuyos cambios y variedades quedaron plasmadas en obras de arte como los bodegones. Texto: Staff Hemeroteca

Este cuadro de José Agustín Arrieta representa no sólo el pan de muerto, sino toda una ofrenda de Día de Muertos del siglo XIX, con flores, bebidas, fruta y velas. ESPECIAL.
02/11/2023 |00:01

Reconstruir la historia del pan de muerto es una tarea para la cual investigadores como la antropóloga Eva Martínez Román consultan fuentes documentales como recetarios o las antiguas crónicas periodísticas de los primeros días de noviembre de años pasados.

Sin embargo, Martínez Román comenta en entrevista con nuestro colaborador que, entre esas fuentes destacan las pinturas costumbristas del siglo XIX, “sobre todo los famosos bodegones, donde se trataba de mostrar con orgullo la fruta local, los platillos regionales, las fiestas y tradiciones culinarias de la nación”.

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La más antigua es la pintura de José Agustín de Arrieta, pintor costumbrista de cuadros de comidas y alimentos endémicos de México, quien nació en Puebla en 1803 y murió en 1874.

De Agustín de Arrieta, que es el autor que he rastreado hasta el momento como el primero en representar al pan de muerto, dos cuadros llaman la atención: “El bodegón de panes con naranja”, y otro llamado “Cuadro de comedor”, nos comparte.

María Izquierdo fue una pintora mexicana de la primera mitad del siglo XX. Entre sus gustos, como paisajes, autorretratos y la vida circense, también creó escenas costumbristas, como este bodegón de 1947, con un toque expresionista para las calabazas con el pan de muerto. Foto: Pubilc Domain Museum.

Ambos tienen la tradicional calabaza de Castilla, velas y flores de cempasúchil. No es casual, el pintor puso estos elementos con una intención clara: indicar las fechas, la temporada del año, la festividad a la que hace referencia.

Arrieta pintó en ambos cuadros una ofrenda para los fieles difuntos. En los dos hay en el centro de la mesa dos tipos de panes o bizcochos de muerto.

En el primer cuadro aparece un producto parecido al actual pan de muerto: redondo, con la bolita que simula el cráneo hasta arriba, los huesitos y varias bolitas que caen en forma de tira a alrededor de esta, que quizá representen lágrimas, explica Eva.

Manuel González Serrano (1917-1960) fue un pintor jalisciense que dedicó buena parte de su obra al costumbrismo. Imagen: Tumblr.

Resulta interesante que en este pan algunas lágrimas aparecen formando una cruz. Al parecer el pan de Arrieta está pintado de tal forma que luzca muy barnizado con huevo, pues es de color dorado y muy brilloso. Tiene poco ajonjolí, al parecer.

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En el otro cuadro, no se alcanza a percibir qué figuritas tiene el pan que es ovalado alargado y está bella y delicadamente decorado o “bordado” con figuritas de la misma masa que forma garabatos rodeando al pan.

El "Cuadro de comedor" es un bodegón del pintor José Agustín Arrieta, donde además del detalle de los reflejos de la luz, destaca a la izquierda una variedad de pan de muerto, con un complejo trabajo artesanal para su decoración. Imagen: MutualArt.

Martínez Román explica que esos adornos muestran el estilo de las famosas “cuelgas” del estado de Hidalgo, que todavía hoy se realizan para el día de muertos y para velorios. “Gracias a estas pinturas podemos analizar las diferencias en las formas del pan”, afirma Eva.

El siguiente pintor que he rastreado sería Gustavo Montoya. Nació en la Ciudad de México en 1905 y murió en 2003. En este caso resulta que en su cuadro “Bodega con panes mexicanos”, su pan de muerto tiene también forma de un gran bollo, con una bolita hasta arriba de la que se desprenden delgadísimas tiras trenzadas, de las que se pueden ver 4, pero que probablemente hayan sido hasta seis.

En medio de una variedad de pan mexicano, Montoya resaltó esta variedad de pan de muerto decorado con la figura de una cruz. Imagen: CULTURA vía X.

De este pan llama la atención la pintura de cruz realizada sobre el pan indicando a todas luces que se trataba de un pan sagrado. No por nada está en el centro de la mesa, opina la también historiadora.

En otro cuadro de “bodegón con panes mexicanos” de este pintor, se retrata el mismo pan con ligeras variantes: en medio de cada delgada trenza hay una bolita que la asemeja ahora sí mucho mas a un hueso.

Bodegon con panes mexicanos, pintado por Gustavo Montoya en 1951. Junto con el pan "de cocodrilo", el pan de muerto es uno de los más grandes. Imagen: Instagram @obrasdeartecomentadas.

La tercera fuente valiosa sería la de Fredzia Kessler, quien nació en Polonia en 1922 y llegó a México en 1929. Su obra retrata una ofrenda, con un cráneo, una vela y el pan de muerto, en el se distinguen nuevamente los huesos y la bolita de hasta arriba, ya muchos más gruesos que los de Montoya.

Fredzia Kessler tuvo una larga carrera como pintora. Dominaba varias técnicas, pero la más usual era el óleo. Imagen: Artelista.

El pan de Fredzia es ya como el que conocemos hoy. Mas reciente contamos con la pintura de Cristy Varcal, quien en 1957 cursó la especialidad de artes plásticas.


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