La cafeína, un estimulante presente en varias bebidas y alimentos como el café, el té y el chocolate, ejerce un impacto significativo en nuestro cuerpo, especialmente durante el ejercicio físico. Entender cómo funciona la cafeína en nuestro organismo es crucial para maximizar sus beneficios y minimizar sus riesgos.
El cuerpo humano obtiene energía de los alimentos a través de un proceso que convierte carbohidratos, grasas y proteínas en adenosintrifosfato (ATP), la moneda de cambio energética de las células, según detalla Alejandro Muñoz Profesor e Investigador en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Universidad Francisco de Vitoria. Las grasas, aunque son una fuente de energía más densa, se descomponen más lentamente que los carbohidratos. Por lo tanto, en situaciones de alta demanda energética, como durante el ejercicio intenso, el cuerpo tiende a utilizar primero los carbohidratos disponibles.
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Sin embargo, la cafeína actúa como un potenciador del metabolismo de las grasas. Estimula la liberación de adrenalina, que a su vez activa enzimas responsables de descomponer las grasas almacenadas en ácidos grasos, que luego se utilizan como fuente de energía, de acuerdo con David Varillas Delgado Profesor de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFyD) y Coordinador del Grupo Estable de Investigación “Deportistas de Élite y Alto Rendimiento”, Universidad Francisco de Vitoria. Este proceso aumenta la oxidación de grasas, permitiendo que el cuerpo utilice más eficientemente este sustrato durante el ejercicio físico.
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Además, la cafeína bloquea los receptores celulares de adenosina, una sustancia química involucrada en la regulación del sueño y la fatiga. Al inhibir estos receptores, la cafeína retrasa la sensación de fatiga, lo que permite un mayor rendimiento físico durante períodos más prolongados.
Aunque la cafeína puede mejorar la oxidación de grasas y aumentar el rendimiento físico, no necesariamente conduce a la pérdida de peso por sí sola. La pérdida de peso requiere un déficit calórico, donde la ingesta de calorías es menor que las calorías gastadas. Además, otros factores como las hormonas y el estilo de vida también influyen en la pérdida de peso.
La dosis efectiva de cafeína para aumentar la oxidación de grasas suele ser de al menos 3 mg/kg de peso corporal. Sin embargo, la respuesta a la cafeína puede variar según la sensibilidad individual de cada persona. Es importante personalizar la dosis para maximizar los beneficios y minimizar los efectos secundarios.
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