Conforme avanzan los años, el cuerpo experimenta cambios hormonales que afectan la proporción entre músculo y grasa. A partir de los 30 años, se pierde entre un 3% y un 5% de masa muscular por década, mientras que la grasa corporal tiende a aumentar. Este proceso está vinculado a la disminución de hormonas como la testosterona, según lo explica el Hospital de Rehabilitación Spaulding, afiliado a Harvard.
Estos cambios no solo impactan en la apariencia física, sino también en la salud. La pérdida de músculo puede derivar en sarcopenia, una afección que incrementa el riesgo de caídas, fracturas y dificultades en la recuperación tras lesiones. Sin embargo, con un enfoque adecuado, es posible revertir estas tendencias mediante la recomposición corporal, que combina la ganancia de músculo con la pérdida de grasa para mejorar tanto la estética como la calidad de vida.
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Aunque ganar músculo y perder grasa son procesos que requieren estrategias opuestas, una planificación adecuada que integre ejercicio, nutrición y descanso puede hacer que ambos objetivos sean compatibles.
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La recomposición corporal no solo mejora la apariencia física, sino que también previene enfermedades crónicas, promoviendo una vida más saludable y activa. Con estas cinco claves, es posible alcanzar ese equilibrio deseado entre fuerza y estética.