El insomnio es un trastorno del sueño del que muchas personas padecen. Lo cierto es que uno de los grupos etarios más afectados resultan ser la población infantil.
Hay que decir que este problema afecta al 30% de la población comprendida entre los 6 meses y los 5 años.
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En el insomnio infantil, un recién nacido mantiene un ritmo de vigilia-sueño es de 3-4 horas, con alternancia de cortos períodos de tiempo en el que el niño está dormido o despierto (ritmo ultradiano). Hay bebés que no presentan estos ciclos constantes generalmente después de los 2-3 meses, se producen los primeros períodos nocturnos de sueño, que inicialmente son de 5 horas, después de 6, de 8, hasta llegar a un período nocturno de sueño igual a 10-12 horas. El núcleo supraquiasmático del hipotálamo es el encargado de sincronizar el ritmo de vigilia-sueño haciéndolo igual al período del entorno (24 horas).
Las señales de la aparición del insomnio infantil
El insomnio es un trastorno de la necesidad de sueño, que, a su vez, corresponde a un estado de reposo de la actividad cerebral y de los metabolismos de todas nuestras células.
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El insomnio que aparece a las edades precoces, desde meses de vida, se denomina insomnio infantil y está marcada por las siguientes situaciones:
- Dificultad para que el niño se duerma solo.
- Frecuentes despertares nocturnos (hasta 15 veces) con imposibilidad de volver a dormirse sin ayuda de los cuidadores.
- Duración del sueño inferior a la normal en función de su edad.
En el 98% de los casos, la causa que produce el insomnio infantil es la adquisición errónea del hábito del sueño. Todos los bebés duermen, pero no todos saben hacerlo bien, por ello dormir bien es algo que se aprende. Los niños deben aprenderlo de sus padres o cuidadores. Además, hay que destacar que tan solo en un 2% de los casos el insomnio se produce por motivos psicológicos. En esta situación, la causa del insomnio no es una falta de hábitos de sueño, sino algún problema de tipo emocional.