El té ofrece una amplia gama de sabores y beneficios para la salud. No todos los tipos son iguales, ya que provienen de la planta Camellia sinensis y se preparan de diversas formas. Si buscas conocer qué variedades de té disfrutar sin necesidad de añadir edulcorantes por su sabor amargo, sigue leyendo.
La diversidad de tés se puede clasificar en seis familias o tipos distintos. El té verde, conocido como el favorito de las dietas de adelgazamiento, es reconocido por su alto contenido antioxidante y sus propiedades diuréticas, ideales para eliminar toxinas. Por otro lado, el té blanco, menos procesado, ofrece un sabor delicado y un bajo contenido de cafeína, junto con poderosos antioxidantes y catequinas.
El té azul u oolong fusiona las características del té verde y negro, presentando un color ocre anaranjado y un sabor equilibrado, con beneficios para la digestión. El té rojo o pu-erh, por su parte, es una variedad fermentada con propiedades calmantes, útil para controlar el peso y regular el colesterol.
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En contraste, el té negro, con sus hojas completamente oxidadas, ofrece un sabor intenso y un aroma robusto, con altos niveles de cafeína que contribuyen a combatir la inflamación y fortalecer el sistema inmunitario. Por último, el té amarillo, ubicado entre el blanco y el verde, proporciona un sabor suave y propiedades antioxidantes y diuréticas.
¿Pero por qué tu té podría resultar amargo? Teagarden, especialistas en tés e infusiones, señalan tres posibles causas.
El primer error que podría llevar a que nuestras infusiones resulten amargas es la calidad del té que estamos utilizando. Es importante elegir un té de buena calidad para garantizar una experiencia de sabor satisfactoria. Utilizar té en bolsitas o a granel de mala calidad, cuyas hebras hayan sido trituradas, puede provocar un sabor amargo en la infusión.
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El segundo error está relacionado con el tiempo de infusión. Cada tipo de té requiere un tiempo específico de infusionado para liberar sus sabores de manera adecuada. Si dejamos el té infusionando en el agua durante más tiempo del recomendado, es probable que libere una mayor cantidad de taninos, lo que puede resultar en un sabor amargo y desagradable.
El tercer error común es la temperatura del agua. Utilizar agua hirviendo o a una temperatura demasiado alta puede provocar que las hojas de té se quemen, lo que genera la liberación de taninos y un sabor amargo en la infusión. Es importante utilizar la temperatura adecuada de agua para cada tipo de té, asegurándonos de no sobrecalentar las hojas.
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