Desde el año pasado, la Ciudad de México se encuentra en una situación alarmante. Actualmente se enfrenta a una sequía severa que ha durado por varios meses.
Esta no es la primera vez que ocurre. En marzo del año pasado, el Gobierno de la Ciudad de México en colaboración con el Gobierno Federal, la CONAGUA y la Sedena, llevaron a cabo un programa basado en la siembra de nubes, el cual permitió enfrentar la situación.
Pero ¿en qué consiste este programa, qué usa y por qué ha encendido las alarmas? En el marco del Día Mundial del Agua, te contamos de todos los detalles sobre esta tecnología.
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En 1940 se descubrió la tecnología de siembra de nubes y desde ese momento, alrededor de 50 países del mundo, incluido México, han experimentado con ella.
De acuerdo con el portal del Gobierno de México, la siembra de nubes consiste en “liberar moléculas de yoduro de plata en las nubes con el objetivo de incentivar las precipitaciones”
Con este sistema se logra aumentar la cantidad de agua, ya sea para el consumo humano, beneficiar a la agricultura o evitar los incendios forestales. En el caso contrario, también puede servir para reducir la intensidad de las lluvias o evitar inundaciones.
En México, desde 2021 se comenzó a utilizar esta tecnología en diferentes regiones como Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Coahuila, Durango y Zacatecas.
El Gobierno de México señala que la siembra de nubes funciona de la siguiente manera: los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) “bombardean las nubes con las moléculas de yoduro de plata. Al ser un compuesto químico similar a una molécula de agua en estado sólido (hielo), se adhiere a las nubes, provocando que ganen volumen y peso y finalmente, generan la precipitación.
Algo que vale la pena señalar de esta tecnología es que en ocasiones no funciona de manera adecuada o no produce resultados inmediatos ya que también su efectividad dependerá de otros factores como el tipo de sustancia utilizada, temperatura y humedad en la nube.
Una de las razones por las que esta tecnología ha generado polémica en el país es porque el Gobierno de la Ciudad de México ha beneficiado a zonas con algo estrés hídrico.
Sin embargo, expertos han dado a conocer que se debe tomar con cautela los resultados de estos proyectos. En una entrevista para la BBC, Katja Friedrich, investigadora del departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Colorado (EE.UU.), señaló que “la precipitación es muy variable para ver cuánto es que realmente cambia el impacto entre un año y otro”.
Por lo que aún no hay evidencia contundente del impacto positivo que en realidad tiene esta tecnología para la aceleración de las precipitaciones.
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