La carrera tecnológica sigue tomando matices cada vez más fuertes en el mundo, especialmente entre Estados Unidos y China. Y es que dominar el mercado repercute en muchos otros ámbitos de la economía mundial, pero sobre todo en el avance armamentístico de cualquier nación, algo que indudablemente los pone en alerta.

Chips. Fuente: Pixabay
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Ambas potencias mundiales están centradas en potenciar su producción de chips integrados, uno de los elementos necesarios para el ensamble de infinidad de circuitos. Así, Estados Unidos y China han puesto sus condiciones sobre la mesa y no existe acuerdo posible, por lo que la pelea se encuentra en un punto intenso y las estrategias de cada gobierno se tornan cada vez más importantes.

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Mientras el Gobierno de China decidió invertir miles de millones de dólares en las industrias tecnológicas locales, Estados Unidos no se quedó con los brazos cruzados y ahora tiene un principal objetivo. La administración de Joe Biden intenta ponerle un freno o al menos ralentizar a la producción de chips en el país liderado por Xi Jinping.

Chips. Fuente: Pixabay
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En este contexto, Estados Unidos implementó una estrategia para impedir la llegada a China de la mayor parte de los chips de vanguardia. Si lo consigue, el país asiático se alejará un poco más de llegar a la producción propia de equipos litográficos de avanzad, que luego podría utilizar en mejoras armamentísticas.

Estados Unidos aprobó una Orden Ejecutiva en la que quedan expresamente prohibidas las inversiones de empresas norteamericanas en cuanto a la inteligencia artificial, la industria de los semiconductores y las tecnologías relacionados a la computación cuántica.

Esta estrategia impediría asistir a China con recursos financieros y conocimiento norteamericano, y así poner un freno al refuerzo tecnológico de su ejército.

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