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Las redes sociales son una herramienta creada para compartir distintos tipos de contenido: desde imágenes hasta videos. Muchas veces, también, lo que la gente publica no siempre es totalmente cierto; puede que se hayan “dado una ayudadita” o de plano montaron situaciones. Pero la verdad sale a la luz, siempre.
Los influencers, esos personajes de redes sociales con miles de seguidores, le muestran a sus fans imágenes de viajes, de comidas, de momentos, de su estilo de vida que bien podrían ser considerados perfectos. Sin embargo, esto no siempre es real y han habido casos sonados al respecto.
Johanna Olsson, una personalidad de Instagram que se dedica a subir fotos de sus viajes, fue pillada haciendo uso de Photoshop para “presumir” un viaje a París. La influencer, que cuenta con más de medio millón de seguidores en la plataforma, estuvo en el ojo del huracán cuando su engaño con Photoshop salió a la luz.
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Sus propios seguidores le hicieron notar lo falsas que se veían sus fotos. Ella, en una publicación posterior, mencionó que “quería que sus fotos fueran perfectas” y por eso las manipuló pero hizo hincapié en que sí había estado en las calles parisinas.
Rawvana, era famosa entre quienes comparten el gusto por el veganismo, la dieta que rechaza el consumo de todo producto de origen animal. De figura esbelta y saludable Rawvana logró captar la atención de un gran número de seguidores: más de tres millones repartidos entre sus cuentas de YouTube e Instagram.
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Su imagen era casi perfecta. Pero un desliz, echó abajo su credibilidad. Paula Galindo, Pautips, otra influencer, subió a redes un video en el que Rawvana está a punto de comer durante un viaje a la isla indonesia de Bali. El problema es que en su plato se encontraba un filete de pescado.
Después de eso, su reputación sufrió un duro golpe y tuvo que pedir disculpas y explicarle a sus seguidores que su dieta había sufrido cambios por prescripción médica.
Natalia Taylor, una vlogger con más de dos millones de suscriptores en YouTube, subió hace un par de semanas unas fotografías de unas vacaciones en Bali. En las imágenes se le podía apreciar en un baño y cocina lujosos.
Pero como ya se ha mencionado antes, uno debe ser cuidadoso con lo que ve en la red porque no todo lo que brilla es oro. Y en este caso, no todo lo que brilla es Bali. Taylor realizó ese photoshoot en un Ikea (tienda de muebles y artículos de hogar) y después subió un video a YouTube explicando que lo hizo para que viéramos lo sencillo que es lograr que la gente crea que “eres algo que no”. Un engaño con moraleja.
Pero tal vez, una de las mentiras de influencers que más ha resonado en medios, es la de Anna Sorokin, mejor conocida como Anna Delvey. Delvey vivía en hoteles cinco estrellas, vestía ropa de diseñadores de alta costura, asistía a fiestas exclusivas, viajaba en aviones privados y daba generosas propinas de 100 dólares americanos.
Esta mujer se hizo pasar como la heredera alemana de una fortuna millonaria. Falsificó papeles y logró conseguir un préstamo de más de 20 millones de dólares. La solicitud fue denegada pero, de todas formas, recibió un adelanto por 100 mil dólares.
Viajó, convivió y bebió con la alta sociedad y al mismo tiempo, les robó. Después de la revelación de su estafa, Sorokin fue capturada y procesada en 2017 y se presentaron varios cargos por fraude en su contra.
La próxima vez que veas una publicación en redes sociales pregúntate: ¿será totalmente real? Porque la verdad es que likes vemos, realidades no sabemos.