Ya sea #JeSuisCharlie o #RefugeesWelcome, los acontecimientos más importantes van hoy en día siempre acompañados de un hashtag. Este fue inventado ahora hace diez años y desde entonces ha cambiado por completo la comunicación en Internet.
No hace mucho tiempo, el signo de gato no tenía una gran función. Pero el 23 de agosto de 2007, el estadounidense Chris Messina tuvo la idea de clasificar mejor los mensajes en Twitter, por aquel entonces aún una plataforma joven, con ayuda de este símbolo.
Este abogado de San Francisco propuso en un tweet acompañar determinados términos con el signo de gato para formar así grupos y discusiones. #barcamp fue el primer hashtag con el que Messina desató una revolución en Internet.
Una década después, es imposible pensar en la comunicación -sobre todo online- sin el hashtag. Este marca grupos, temas y estados de ánimo, y los acontecimientos más destacados van siempre unidos a un hashtag.
#JeSuisCharlie, por ejemplo, utilizado por primera vez tras el atentado islamista contra la redacción de la revista satírica francesa "Charlie Hebdo" el 7 de enero de 2015, fue y es la encarnación de la tristeza de todo el mundo.
Muchos dieron la bienvenida a los refugiados a Alemania con #RefugeesWelcome a finales del verano boreal de 2015 y desde entonces ya se ha utilizado más de 500.000 veces en Twitter, según los analistas de redes sociales de Talkwalker. Casi todo lo que pasa en el mundo tiene su propio hashtag.
Pero como ocurre con muchos inventos, en sus inicios el hashtag fue recibido con escepticismo. "Twitter se resistió al principio a introducir el hashtag".
En la red social pensaron que el hashtag era de "nerds" (friki) y que podría confundir a los usuarios. Así pasaron casi dos años hasta que Twitter enlazó todos los hashtags y elevó el invento de Messina a un nuevo nivel.
"Según nuestro primer estudio lingüístico sobre la comunicación en Twitter a nivel internacional, en 2009 menos del diez por ciento de los tweets llevaba un hashtag", dice la lingüista Nataya Lotze de la Universidad de Münster, en Alemania. El concepto "Hashtag-Community" era por aquel entonces aún desconocido.
Messina cree que la auténtica revolución del hashtag llegó con la red social de imágenes Instagram. "Enseguida quedó claro que las fotos sin descripción no se pueden volver a encontrar rápidamente", dice el estadounidense. "Y en lugar de descripciones largas, la gente utiliza simplemente hashtags".
Actualmente apenas hay redes sociales en las que no se utilice el signo de gato. Además la función del hashtag también ha cambiado en parte. Sobre todo en Instagram, donde se utiliza como una forma de etiquetar las fotografías y en segundo lugar para formar grupos de interés.
Y puesto que en Instagram no hay ningún límite de caracteres como en Twitter, se pueden poner todos los hashtags que uno quiera. Así un día en el lago no solo es #genial, sino también #beautiful, #fantástico y con un #sun o #sol espléndido.
Pero el continuo etiquetado y la clasificación de los contenidos con los hashtags también conlleva un efecto peligroso, dice la experta Lotze. Y es que así los usuarios filtran mucho más y solo ven aquello que está unido a un hashtag determinado, un efecto típico de las redes. "Cada uno va a lo suyo", explica.
Las campañas comerciales y políticas también se están uniendo a esta tendencia. "Un ejemplo de ello en el ámbito comercial son las numerosas acciones de marketing de las marcas de cosméticos, difundidas con hashtags por 'influencers'", indica Lotze.
Y ya tampoco se concibe la política sin el uso de hashtags durante las campañas. Aunque a veces produzcan confusión, como el #covfefe del presidente de Estados Unidos y fan de Twitter, Donald Trump, con el que aún no queda claro lo que quiso decir.
No hace mucho tiempo, el signo de gato no tenía una gran función. Pero el 23 de agosto de 2007, el estadounidense Chris Messina tuvo la idea de clasificar mejor los mensajes en Twitter, por aquel entonces aún una plataforma joven, con ayuda de este símbolo.
Este abogado de San Francisco propuso en un tweet acompañar determinados términos con el signo de gato para formar así grupos y discusiones. #barcamp fue el primer hashtag con el que Messina desató una revolución en Internet.
Una década después, es imposible pensar en la comunicación -sobre todo online- sin el hashtag. Este marca grupos, temas y estados de ánimo, y los acontecimientos más destacados van siempre unidos a un hashtag.
#JeSuisCharlie, por ejemplo, utilizado por primera vez tras el atentado islamista contra la redacción de la revista satírica francesa "Charlie Hebdo" el 7 de enero de 2015, fue y es la encarnación de la tristeza de todo el mundo.
Muchos dieron la bienvenida a los refugiados a Alemania con #RefugeesWelcome a finales del verano boreal de 2015 y desde entonces ya se ha utilizado más de 500.000 veces en Twitter, según los analistas de redes sociales de Talkwalker. Casi todo lo que pasa en el mundo tiene su propio hashtag.
Pero como ocurre con muchos inventos, en sus inicios el hashtag fue recibido con escepticismo. "Twitter se resistió al principio a introducir el hashtag".
En la red social pensaron que el hashtag era de "nerds" (friki) y que podría confundir a los usuarios. Así pasaron casi dos años hasta que Twitter enlazó todos los hashtags y elevó el invento de Messina a un nuevo nivel.
"Según nuestro primer estudio lingüístico sobre la comunicación en Twitter a nivel internacional, en 2009 menos del diez por ciento de los tweets llevaba un hashtag", dice la lingüista Nataya Lotze de la Universidad de Münster, en Alemania. El concepto "Hashtag-Community" era por aquel entonces aún desconocido.
Messina cree que la auténtica revolución del hashtag llegó con la red social de imágenes Instagram. "Enseguida quedó claro que las fotos sin descripción no se pueden volver a encontrar rápidamente", dice el estadounidense. "Y en lugar de descripciones largas, la gente utiliza simplemente hashtags".
Actualmente apenas hay redes sociales en las que no se utilice el signo de gato. Además la función del hashtag también ha cambiado en parte. Sobre todo en Instagram, donde se utiliza como una forma de etiquetar las fotografías y en segundo lugar para formar grupos de interés.
Y puesto que en Instagram no hay ningún límite de caracteres como en Twitter, se pueden poner todos los hashtags que uno quiera. Así un día en el lago no solo es #genial, sino también #beautiful, #fantástico y con un #sun o #sol espléndido.
Pero el continuo etiquetado y la clasificación de los contenidos con los hashtags también conlleva un efecto peligroso, dice la experta Lotze. Y es que así los usuarios filtran mucho más y solo ven aquello que está unido a un hashtag determinado, un efecto típico de las redes. "Cada uno va a lo suyo", explica.
Las campañas comerciales y políticas también se están uniendo a esta tendencia. "Un ejemplo de ello en el ámbito comercial son las numerosas acciones de marketing de las marcas de cosméticos, difundidas con hashtags por 'influencers'", indica Lotze.
Y ya tampoco se concibe la política sin el uso de hashtags durante las campañas. Aunque a veces produzcan confusión, como el #covfefe del presidente de Estados Unidos y fan de Twitter, Donald Trump, con el que aún no queda claro lo que quiso decir.