Google no quiere perder su posición de privilegio. Ser el buscador por defecto es una gran ventaja. Cuando alguien hace una búsqueda con un iPhone o con un iPad, la petición va directamente a Google. Ese poder de llevar a los usuarios de la marca más cotizada del mundo a tu página tiene precio.
Hace tres años, Google pagó a Apple 2 mil millones de dólares por ese espacio de privilegio. Según CNBC, la tarifa ha subido en la nueva negociación del contrato, hasta los 3 mil millones de dólares anuales.
Una cifra alta, pero rentable si se tiene en cuenta que el 50% de los ingresos de Google en móviles y tabletas provienen de los aparatos de Apple. En su momento fue un dato polémico, pues Apple presume de no usar a sus usuarios como soporte publicitario.
Tim Cook siempre se ha distanciado de Android argumentando que los aparatos de Apple no utilizan los datos de sus clientes para nada más que protegerlos, pero nunca para ventas potenciales. El modelo de negocio de Google se basa precisamente en eso: ser el buscador más relevante. Lo que les permite controlar el sistema de anuncios basados en palabras. Cada término tiene una cotización.
Cobran por los clics conseguidos y por la visibilidad otorgada al anunciante. Un sistema claro y efectivo que se ha convertido en una especie de bolsa en la que los términos más demandados, según la fecha y cantidad de peticiones que tenga esa palabra.
En el último reporte de beneficios de Apple ingresaron 7 mil 300 millones de dólares en concepto de servicios. Este apartado se verá afectado en el próximo informe por el pago de Google. Dentro de la misma se incluyen Apple Music, iCloud, así como las compras de bienes digitales en la App Store. Como sucede entre Apple y Samsung, el buscador y la manzana son lo que se denomina en el argot frenemy amigos y enemigos a la vez. Rivales que se necesitan entre sí.