"Se trata de una práctica que entraría dentro de lo que en nuestros estándares comunitarios definimos como 'spam'", le dijo a BBC Mundo un vocero de la red social.
El portavoz de Facebook cita un apartado en el que la plataforma explica que "trabaja duro poniendo límites al spam comercial [mensajes no solicitados] para prevenir la publicidad engañosa, el fraude y las infracciones de seguridad".
"No permitimos que la gente utilice información engañosa o inexacta para recabar likes ('me gusta'), seguidores o publicaciones compartidas", se lee en el informe.
En ese texto se prohíbe entre otras cosas, "crear o usar cuentas falsas o comprometer las cuentas de otros" para "hacerse pasar por un negocio, organización, figura pública o individuo".
ViralAccounts.com señala en su página web que "compra y vende páginas en Facebook, Twitter, Tumblr, y cuentas de YouTube". "Nuestro enfoque principal son las propiedades virales en redes sociales, así que si tienes alguna cuenta con un alto número de seguidores, danos una oportunidad", asegura la empresa. "Compramos y vendemos influencia en páginas de Facebook".
El vocero de ViralAccounts.com le cuenta a BBC Mundo que "la mayoría de la gente nunca se percata de que hay un cambio de propiedad [cuando compran una página o cuenta] y que el contenido sigue siendo el mismo". Sin embargo, el representante de la compañía dice que este tipo negocio ya no es tan grande como cuando empezó.
"Hace dos o tres años incluso una página pequeña (de entre 100.000 y 300.000 seguidores) ofrecía el potencial de ganar entre US$1.000 y US$2.000 al día. Y en 2013 los ingresos eran aún mayores".
"En cuanto a la legalidad, es un tema muy debatido", añade. "Una cosa de la que estoy seguro es de que no hay código penal en el mundo que diga que comprar y vender páginas de Facebook es ilegal.
"¿Está en contra de los términos de uso? Seguro que sí. Pero eso no lo hace ilegal". Ha habido cientos de casos en todo el mundo en los que los jueces han estipulado que las cláusulas de Términos de Servicio (TOS) no son jurídicamente vinculantes, aunque eso no significa que uno no pueda verse involucrado en un caso civil".
"Personalmente, encuentro extraño que Facebook me prohíba transferir esas propiedades, pero haya creado un sistema propio elaborado para transferir los derechos de una cuenta a otra sin tener que vender tu cuenta de email personal".
(Pixabay)
En Londres, hubo un caso que llamó la atención de la prensa británica en los últimos días: 25.000 miembros abandonaron un grupo en protesta tras averiguar que el administrador lo había vendido. La historia salió a la luz tras una investigación de la BBC, que contactó a varios usuarios de la red social que se dedican a esta práctica.
El grupo fue creado por una mujer llamada Kathryn Coles en 2011, pero ella ya no estaba a cargo del mismo cuando se produjo la venta. "Mucha gente está enojada. Le tenían mucho afecto al grupo", declaró Coles.
Se trataba de un espacio en el que promovían actividades y eventos en el barrio (Northfields, al oeste de la ciudad), discutían cuestiones locales y vendían artículos. Facebook respondió diciendo que inhabilitó la cuenta y que "urge a la comunidad a denunciar casos como ese para que podamos investigarlos y tomar medidas".
Jon Morter está a cargo de un grupo de Facebook sobre Essex que tiene unos 30.000 miembros y es administrador de otro grupo. "Hace unas semanas, un miembro publicó que alguien le había ofrecido la compra del grupo", le contó a la BBC.
"Otro miembro del grupo dijo que también fue contactado. Muchos de nosotros lo investigamos y nos dimos cuenta de que son la misma gente. Descubrimos que tienen al menos cinco, o tal vez más, grupos comunitarios. También dicen que cobran dinero por publicar anuncios".
La BBC también contactó a gente que compra los grupos.
Algunos de los compradores aseguran que se dedican a la compra de grupos como un negocio y que también venden espacios publicitarios en Facebook no oficiales.
Morter dice que en 2014 una empresa estadounidense le ofreció US$4.000 por una página de fans de un grupo musical de la que estaba a cargo.
"Dijeron que pertenecían a una empresa de marketing y que 'nos gustaría poner nuestros propios anuncios en ella, pero no impediremos que tú sigas publicando tu contenido'. Querían controlarla".
Morter dice que no vendió la página.