Además de haber lanzado un auto al espacio, haber llevado astronautas a la Estación Espacial Internacional y trabajar en sus planes para conquistar Marte, SpaceX también tiene la ambición de llevar conexión a internet a todo el planeta a través de la iniciativa Starlink pero, el Ejército de los Estados Unidos ha descubierto que se puede aprovechar para otros fines.
Hasta la fecha, la compañía de Elon Musk ha lanzado más de 700 satélites Starlink y planea que sean miles en los próximos años con la misión de proporcionar internet de alta velocidad principalmente a ubicaciones remotas que hasta la fecha han carecido de un servicio confiable. Sin embargo, una investigación financiada por el Ejército de los Estados Unidos llegó a la conclusión de que e l despliegue de toda esa infraestructura podría usarse como una alternativa de bajo costo y altamente precisa para el GPS.
La premisa de la investigación es que los satélites Starlink existentes en órbita terrestre baja (LEO) podrían utilizarse para proporcionar servicios de navegación casi globales mucho menos propensos a las interferencias.
Hasta ahora el Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés) consiste en una constelación de alrededor de 30 satélites que orbitan a 20 mil kilómetros sobre la Tierra. Cada satélite emite continuamente una señal de radio que contiene su posición y la hora exacta desde un reloj atómico muy preciso a bordo. Los receptores en Tierra pueden comparar el tiempo que tardan en llegar las señales de varios satélites y calcular su posición, normalmente a unos pocos metros.
No obstante, como reporta MIT Technology Review, las señales de GPS son extremadamente débiles cuando llegan a la Tierra y pueden verse fácilmente afectadas por interferencias accidentales o con propósitos específicos, en China, por ejemplo, misteriosos ataques al GPS han permitido que los barcos envíen ubicaciones falsas.
De acuerdo con la información que se conoce hasta ahora, el Comando de Futuros del Ejército de Estados Unidos, una nueva unidad dedicada a modernizar sus fuerzas, ve en Starlink una oportunidad de mover datos a través de redes militares más confiables.
El uso de satélites LEO para la navegación no es nuevo. Algunas de las primeras naves espaciales estadounidenses lanzadas en la década de 1960 fueron satélites de tránsito que orbitaban a mil 100 kilómetros, proporcionando información de ubicación para los barcos y submarinos de la Armada.
Los satélites en órbita terrestre baja pueden emitir una señal mil veces más fuerte en comparación con el GPS pero tienen una desventaja, cada uno puede servir solo en un área pequeña debajo de él, por lo que una cobertura global confiable requiere cientos o incluso miles de satélites, lo que está haciendo Musk a través de SpaceX.
La idea que se está planteando entonces es que, a través de una simple actualización de software, los satélites de Starlink podrían ser modificados para que sus capacidades de comunicación y las señales de GPS existentes pudieran proporcionar servicios de posición y navegación.
Además, los satélites Starlink son esencialmente enrutadores de internet en el espacio , capaces de alcanzar 100 megabits por segundo, mientras que los satélites GPS se comunican a menos de 100 bits por segundo, eso quiere decir que las transmisiones de GPS no pueden permitirse el lujo de incluir datos nuevos y muy precisos sobre dónde están realmente.
De concretarse, los especialistas aseguran que la información de ubicación solo tendría un margen de error de unos 70 centímetros, mientras que la tecnología actual tiene una precisión de unos pocos metros.
Además, de poder acceder a infraestructura que ya está en órbita o, al menos, está planeada para estar, el verdadero interés del ejército se basa en que estas señales son significativamente más difíciles de bloquear o falsificar. No solo sus señales son mucho más fuertes a nivel del suelo, sino que las antenas para sus frecuencias de microondas son aproximadamente 10 veces más direccionales que las antenas GPS.
Según los cálculos, un sistema de navegación LEO podría proporcionar un servicio de navegación continuo al 99.8% de la población mundial, utilizando menos del 1% de la capacidad de enlace descendente de Starlink y menos del 0.5% de su capacidad energética.
Aunque también hay desventajas, por ejemplo que el sistema dependería de la propia antena Starlink de SpaceX y que probablemente resulte muy caro en comparación con los chips GPS baratos que pueden caber en teléfonos inteligentes y relojes.