En todo el mundo los dispositivos electrónicos se reemplazan cada vez más rápido. Las marcas renuevan sus líneas a lo largo del año y los usuarios buscan tener lo mejor en tecnología. Todo ello puede ser un beneficio para la industria. Pero un peligro para el medio ambiente debido a la cantidad de los desechos electrónicos.
La tercera edición del Global E-waste Monitor 2020 , expone el desafío global que los desechos electrónicos representan a nivel internacional pue si bien cada vez más personas se unen a la sociedad global de la información y la economía digital, y se benefician de las oportunidades que ofrecen ello está generando un reto medioambiental.
Como señala el informe en el mundo el promedio de ingresos ha crecido, además, la urbanización e industrialización en muchos países en desarrollo están generando cantidades crecientes de equipos electrónicos y, en consecuencia, mayores cantidades de desechos .
El Global E-waste Monitor 2020 reportó un récord de 53.6 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos generados en todo el mundo en 2019, un aumento de 9.2 Mt en cinco años. Eso significa que cada una de las personas del planeta ha generado alrededor de 7.3 kilos de este tipo de basura.
El informe también predice que los desechos electrónicos globales llegarán a 74 Mt para 2030, casi el doble de la cifra de 2014, impulsados por mayores tasas de consumo de los electrónicos, ciclos de vida más cortos y opciones de reparación limitadas.
A detalle el continente que más basura electrónica genera es Asia, que en 2019 alcanzó las 24.9 millones de toneladas; le sigue América, con 13.1 millones; Europa con 12 millones; África con 2.9 millones; Oceanía con 0.7 millones de toneladas.
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Se trata de productos desechados con una batería o enchufe, como computadoras y teléfonos móviles mismos que representan un peligro para el entorno pues contienen sustancias tóxicas y peligrosas como el mercurio, los retardantes de llama bromados (BFR) o los cloroflurocarbonos (CFC) que también representan un grave riesgo para la salud humana si no se manejan de manera responsable.
En el reporte se detalla que los pequeños equipos, como cámaras y ventiladores representen la mayor parte de la basura electrónico al alcanzar las 17.4 millones de toneladas. Le siguen los electrodomésticos con 13.1 millones; los equipos de refrigeración con 10.8 millones; los monitores y pantallas con 6.7 millones; los móviles y equipos de telecomunicaciones con 4.7 millones; y las lámparas y bombillas con 0.9 millones de toneladas.
De acuerdo con el estudio los países no están haciendo lo suficiente con respecto a este tema. En 2019, solo el 17.4% de los desechos electrónicos se documentó oficialmente como recogido y reciclado .
En 2018, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), estableció un objetivo para aumentar la tasa global de reciclaje de desechos de tecnología al 30% para 2023. Esto quiere decir que la tasa formal de recolección y reciclaje tendría que aumentar a un ritmo mucho más rápido para alcanzar ese objetivo.
La buena noticia es que el número de países que han adoptado una política, legislación o regulación nacional sobre desechos electrónicos ha aumentado de 61 a 78 entre 2014 y 2019. Sin embargo, “en muchas regiones, los avances regulatorios son lentos, la aplicación es baja y la recolección adecuada de y los desechos electrónicos es pobre”, denuncia el informe.
Asimismo, los Estados Miembros de la UIT, entre los que se encuentra México, establecieron un objetivo para aumentar el porcentaje de países con una legislación sobre desechos electrónicos al 50 por ciento, o 97 países, para 2023. Para ayudarlos, la UIT proporciona un programa dedicado al desarrollo de políticas y regulaciones de desechos electrónicos, donde los Estados Miembros pueden solicitar asistencia técnica y apoyo.
Cabe señalar que el Global E-waste Monitor es un esfuerzo de colaboración entre la UIT , el Programa de Ciclos Sostenibles (SCYCLE) actualmente coorganizado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA).