El reconocimiento facial , también conocido como biometría facial , es la identificación de características físicas de una persona en un intento de diferenciarla de otras de manera única. Sin embargo, este gran aliado en seguridad también puede ser una debilidad pues aún no tiene la capacidad de notar los cambios una persona física y una fotografía.
Lo que entendemos actualmente por biometría facial surgió en los años sesenta con los primeros sistemas que reconocían, con la ayuda de un administrador externo, rasgos como ojos, orejas, nariz o boca, de esta manera tomaban una referencia. Una década después, con la llegada de la automatización se comenzaron a usar características como el grosor de los labios o el color del pelo.
Y no fue hasta la década de los noventa cuando surgió la biometría facial tal y como la entendemos en la actualidad. Funciona en cinco pasos:
Fase de detección
: se captura la imagen del rostro del usuario a través del dispositivo elegido.
Preproceso de la imagen
: en esta etapa se ejecutan tareas esenciales para la obtención de la información biométrica , tales como la alineación de la cara de acuerdo a ciertas características geométricas.
Extracción de las características faciales
: se obtiene la información biométrica de los rasgos faciales, almacenándose en un patrón biométrico del rostro.
Comparación
: En esta fase se considera la información biométrica obtenida con aquellas almacenadas en la base de datos. Los resultados obtenidos indican el porcentaje de similitud del usuario que se desea identificar con aquellos almacenados en la base de datos.
Toma de decisiones
: de acuerdo con la matriz de similitudes, se identifica al individuo como aquel que mayor porcentaje de similitud ha obtenido, siempre que se encuentre por encima de un rango determinado.