Texto cortesía de Luis Gerardo García, director general de AMD México y Centroamérica
Los últimos años han reconfigurado significativamente la realidad de las personas, al grado que es indudable que la tecnología ha cobrado un papel protagónico en las actividades cotidianas y profesionales que desarrollamos. Se estima que un individuo promedio pasa alrededor de seis horas interactuando con pantallas, es decir, una cuarta parte del día.
Dicha transformación de hábitos deriva también de una masificación de los dispositivos electrónicos: tan solo en México 94.6% de las líneas telefónicas corresponden a smartphones, y 43.8% de las familias en el país cuentan con al menos una computadora en el hogar.
Sin embargo, más allá de que la tecnología se vuelva una herramienta habitual en nuestras vidas, también está transformando la forma en que los negocios y la economía se desenvuelven. La alfabetización digital es ya un estándar para prácticamente todas las industrias, pero esta tendencia también está abriendo nuevos campos de trabajo que requieren equipos con capacidades avanzadas.
Podemos observar esta curva en la demanda de carreras universitarias: pese a que hace cinco años las áreas de estudio que concentraban mayor densidad eran las económico-administrativas, ingenierías y educación; el mercado de vacantes parece ir en una dirección distinta. A nivel global se identificó que los trabajos más demandados del 2022 eran los relacionados con TI & Data, marketing y logística.
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Tal situación es reflejo de una economía cada vez más digital, donde la información, y su procesamiento se convierten en un campo de desarrollo fundamental, creando nuevas disciplinas y puestos laborales donde la tecnología juega un rol preponderante. Esto ha puesto a labores como el desarrollo de software y aplicaciones como uno de los trabajos más relevantes del futuro.
De este modo, los especialistas en sistemas y otros profesionales dedicados a lenguajes de programación, análisis de datos e inteligencia de negocio, pasarán de ser una tendencia a una de las grandes fuerzas de cambio en el mercado laboral. Esto implica también una transición paulatina a entornos de cómputo más complejos, capaces de brindarles el rendimiento, durabilidad, agilidad, y confiabilidad que necesitan para desempeñar sus jornadas adecuadamente.
Conforme tecnologías como Inteligencia Artificial o Realidad Mixta entran en una etapa de madurez, también se requieren profesionales capaces, no solo de crear soluciones a partir de estas plataformas, sino también de administrarlas y escalarlas adecuadamente. Esto representa un salto crítico en el poder de cómputo necesario para lidiar con grandes volúmenes de datos y/o representaciones virtuales verosímiles.
Es decir, conforme la adopción de tecnología penetra en la cotidianidad de las personas, se abren nuevos campos de especialización y, en consecuencia, se forman profesionales que a la vez requieren mayores capacidades tecnológicas. Para AMD esta curva evolutiva valida el compromiso de brindar tecnología innovadora y de vanguardia, que va más allá de lo que el cómputo empresarial puede ofrecer, habilitándolos para afrontar los retos del futuro.
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