China
prohibirá
a los niños jugar en línea durante más de tres horas a la semana, la restricción más severa impuesta al uso de los videojuegos hasta ahora.
Así, a partir del 1 de septiembre, los menores solo podrán jugar entre las 20:00 y las 21:00 los viernes, fines de semana y días festivos, dijo ayer la Administración Nacional de Prensa y Publicaciones.
La medida limitará el uso de videojuegos a tres horas a la semana la mayor parte del año, en comparación con la restricción de 2019 que permitía a los menores jugar hora y media por día y tres horas los días festivos.
"En países como en China o Corea del Sur la adicción a los videojuegos es un tema en que los gobiernos están muy encima, ya que se les escapa de las manos. Tienen regulaciones muy fuertes con respecto al tiempo y la edad de los jugadores, limitando su uso a determinados horarios y días", dice Ana Guajardo, miembro del directorio de la Asociación de Mujeres en la Industria de los Videojuegos .
Para Carlos Araos, doctor en Ciencias de la Información y académico del departamento de Psicología de la UAI, esta "es una solución burda para un tema complejo". A su juicio, los videojuegos pasan a convertirse en un mundo paralelo para los niños.
"No solo juegan, sino que establecen relaciones personales y construyen un simulacro de la realidad. Por ejemplo, en un juego en línea un niño que tienen un personaje poderoso porque pagó por ello tiene más prestigio social . Y sucede que muchas veces exigen a sus padres que les den insumos que les permitan ser exitosos en ese contexto", aclara.
Pero al final termina siendo un círculo vicioso. "Al desenvolverse mejor en un contexto digital y encontrar mayor gratificación en él, le dedican más tiempo. Como consecuencia, pierden habilidades en el mundo real: no le dan valor al cara a cara o no son empáticos.
“Lo digital tiene hasta una moral distinta para ellos. Así, al perder esas competencias, tienen problemas para relacionarse en el mundo real, por lo que vuelven siempre a lo digital , un mundo en el que ya saben desenvolverse", declara.
Las restricciones a los videojuegos son parte de una represión en contra de las empresas de tecnología , ante preocupaciones de que estas puedan tener una influencia enorme en la sociedad.
Reducir de un día para otro el acceso a estos juegos solo hará que se cree un mercado negro. "Los niños caerán en una especie de síndrome de abstinencia y pensarán en el juego todo el tiempo en que no estén conectados", concluye Araos.
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