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Este martes, día del lanzamiento del nuevo iPhone, debería ser la fecha más importante en el calendario de Apple.
En este 2019, sin embargo, el 15 de diciembre será la verdadera fecha clave para la empresa más rica de Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado con imponer nuevos aranceles comerciales contra las importaciones procedentes de China a partir de ese día.
Y según un análisis de Reuters, eso significaría que el 92% del hardware comercializado por Apple estaría sujeto a nuevos impuestos.
Apple, por supuesto, está desesperada por evitar que esto pase y ha estado presionando mucho para que se le otorguen exenciones.
Ese esfuerzo ha sido un tanto exitoso, y es la razón por la cual la compañía ha salido relativamente indemne... Hasta ahora.
Efectivamente, fue hasta este mes que los aranceles tuvieron algún impacto en productos "importantes" de la empresa: Apple Watch y AirPods.
Pero aunque relojes y audífonos son importantes, no son la gallina de los huevos de oro de la empresa de la manzana, pues los dispositivos portátiles representan menos del 9% de las ventas totales de la compañía.
En contraste, el iPhone representa el 55,6% del negocio de Apple.
Y si bien la importancia del iPhone ha disminuido debido a una caída general de las ventas de teléfonos inteligentes en todo el mundo, sigue siendo, con mucho, el dispositivo más importante del gigante de Cupertino.
Modelo amenazado
Hace dos años, Apple tomó una decisión audaz (y originalmente ridiculizada) para engordar su gallina: aumentó el precio del iPhone, rompiendo por primera vez la barrera de los US$1.000.
Pero los consumidores no le dieron la espalda, por lo que Apple pudo compensar la disminución de las ventas del dispositivo al ganar considerablemente más con cada aparato.
Y esos saludables márgenes de ganancia es lo que ponen en riesgo los aranceles.
Efectivamente, si empiezan a aplicarse en diciembre, eso podría arrojar varios resultados, ninguno de los cuales es particularmente bueno para Apple, sostiene Alberto Cavallo, profesor asociado de la Harvard Business School.
"La mayoría de la gente supone que veremos los aranceles reflejados en los precios al consumidor", dice.
"Ese no es necesariamente el caso. Las empresas que enfrentan costos más altos pueden elegir absorber esos costos", explica.
Y eso es lo que la mayoría de los analistas financieros esperan que haga Apple, manteniendo el precio de los nuevos iPhone a los mismos niveles del año pasado (US$ 749, US$ 999 y US$ 1.099).
En otras palabras, si los aranceles llegan, tal y como se ha amenazado, Apple simplemente tendrá que absorberlos.
Ya luego todo se convierte en un juego de espera: ¿cuánto durará esta guerra comercial y sus aranceles? ¿Podrían empeorar los aranceles?
Alternativas
A inicios de este año se informó que Apple está investigando formas en que puede mover la producción fuera de China, evitando los aranceles por completo.
La empresa ya fabrica dispositivos en lugares como India y Brasil, pero eso suele ser para manejar la demanda local en esos países, no para fabricar dispositivos para enviar al extranjero.
Y aumentar estas operaciones llevará mucho tiempo, sostiene el profesor Cavallo.
"Creo que es importante que los consumidores entiendan que no es algo automático. No es exactamente como pulsar un interruptor", explica.
El presidente Trump, por su parte, diría que la forma de manejar esto es trasladando la fabricación de los productos de la manzanita a EE.UU., "América primero" y todo eso.
Pero los costos de hacerlo podría ser muy superior al impacto de los aranceles, pues no se trata solo de construir fábricas, sino de capacitar a una nueva fuerza laboral de dedos talentosos; dedos que requerirán salarios más altos y mejores condiciones.
Por otra parte, la fabricación de productos Apple representa directa e indirectamente alrededor de 3 millones de empleos en China.
Y por esa razón, sostiene el profesor Cavallo, otro posible escenario podría ser que los proveedores de Apple ofrezcan descuentos para tratar de conservar el negocio.
Fragilidad
Por lo demás, Apple también continuará desarrollando la parte de su negocio que no se verá afectado por los aranceles de importación.
Eso es básicamente cualquier cosa que no sea hardware, lo que Apple denomina como su División de Servicios.
Y los servicios tendrán un papel destacado en la presentación de Apple de este martes y más allá, con el lanzamiento de su servicio de TV a pedido, Apple TV +, como su movimiento más significativo.
"Creemos que US$10 por mes será la tarifa de servicio de lanzamiento inicial que se ofrecerá a los clientes de Apple", dice Dan Ives, un analista financiero, quien cree que Apple probablemente también ofrecerá paquetes para TV y otros servicios, como Apple Music.
"Si el plan de Apple se ejecuta con pocos problemas y adquiere agresivamente contenido, dada la gigantesca base instalada de la compañía y su inigualable lealtad de marca, creemos que alcanzar 100 millones de suscriptores en el mediano plazo (tres a cinco años) es un objetivo realista que podría traducirse en ingresos anuales de entre US$7.000 millones y US$ 10.000 millones", valora.
Sin embargo, como para subrayar la fragilidad del Big Tech en estos momentos, incluso este lado aparentemente más directo del negocio de Apple enfrenta incertidumbre, ya que los reguladores en EE.UU. y la Unión Europea están intensificando sus investigaciones sobre presuntos comportamientos anticompetitivos.
La acusación específica contra Apple es que usa su dominio en hardware para impulsar sus propias aplicaciones y servicios por encima de los de sus competidores. Por ejemplo, dándole a Apple Music una calificación más alta que la del servicio rival Spotify en la App Store.
Pero cualquier cambio en lo que Apple es capaz de hacer con y en sus propios dispositivos podría hacer que su División de Servicios sea menos valiosa.
Así, para una compañía obsesionada con el control, el futuro inmediato podría ser un período incómodo.
Y, si dura demasiado, también un período transformador.