Adolfo de la Huerta fue presidente interino en 1920, tras la muerte de Carranza. Además de sus capacidades como contador y político, tenía una afición poco común entre los mandatarios de México. Desde niño ya se le reconocía su talento artístico, años más tarde, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles también lo escucharían. Texto: Montserrat Callejas.

La muerte de Venustiano Carranza cambió el curso político del México post revolucionario, y estuvo rodeada del cuestionable manejo de las autoridades y de la polémica teoría de que no fue asesinato, sino suicidio. Aquí recuperamos lo dicho después de aquel 21 de mayo de 1920. Texto: Liza Luna