Basta un botón basta para decirles que sus anuncios no influyen en las preferencias electorales y en cambio nos parece inmoral lo que cuestan y lo que nos acosan

Al presentar a esposas, hijos o padres de los precandidatos, los publicistas pretenden “adecentarlos” ante nuestros ojos; que atrás quede lo que han hecho o no han hecho y veamos su lado “bueno”

El lenguaje de las campañas políticas dice mucho de nosotros y lo que dice no es francamente nada halagüeño