Don Manuel me concedió la cita anhelada y muy amablemente me recibió en su casa, vio mis fotografías, me hizo algunas críticas y elogios inmerecidos
“Porfirio es mi cuate y lo estimo bien, fue mi compañero de banca en el Instituto México en quinto año de primaria (...)”
Historias del sofá y el espejo (IX y último). El grafógrafo escribe que escribe…
Salvador se sentaba en el balcón de la proa, frente al parque, para tomar el sol con su cuaderno y pluma fuente a mano
Con una puerta juntamos los dos departamentos y nuestra casa se convirtió en una especie de barco taller, yo me quedé en la proa y Salvador en la popa.
Solo, lejos de su familia, sometido a un régimen militar, sin entender el inglés, en un ambiente completamente desconocido, el niño aguanta...
Produce don Salvador ambiciosas películas, algunas, muy bien logradas y otras no tanto, a pesar de lo cual, se nota el esfuerzo de llevar al cine a buenos escritores
Sus fotos dan cuenta de su gran sensibilidad y buen gusto para capturar el ambiente de los lugares que visita y que hoy son testimonio invaluable de un México que se nos fue
Me contaba que su padre en su juventud fue un aven-turero que trabajó de lava-platos y office-boy en Nueva York, que se fue en un barco
A 15 años de la muerte del escritor, su viuda, la fotógrafa Paulina Lavista, habla de los objetos imaginarios que él trazó y que Javier García-Galiano reúne en un libro, de ediciones que quiere publicar y del archivo del autor de Farabeuf
Tenía yo 26 años de edad cuando lo fotografié sin que se percatara de mi presencia hasta que oyó el disparo de mi cámara