El reloj que dejó escandalizados a todos en 1993, sigue renovándose como objeto de culto. Rudo y masculino, se viste de cerámica colorida o de oro rosa

Royal Oak Offshore Selfwinding Chronograph una creación que emite luz propia, gracias a su bisel adornado por un engaste de 32 zafiros de color arco iris, cortados en baguette.