En los años treinta se colocó un robot monumental en las calles del Centro Histórico. La enorme figura no sólo llamó la atención de los ciudadanos, sino también de diversos artistas visuales que años más tarde lo recordaron en sus creaciones.

"Yo puedo preparar un mejor café que los humanos de por aquí", asegura el robot Sawyer que no sólo recibe la orden, muele el café y prepara la bebida, sino que también la sirve a los clientes