Las ayudas sociales son el distintivo de un gobierno que cumplió su promesa de cambiar la lógica de cómo se gobierna. No regar al empresariado y las élites suponiendo que el dinero de ahí gotearía hacia abajo, sino regar al país desde las raíces, para que el dinero suba y se esparza.

Nadie con cierto grado de empatía puede permanecer apático frente a la indolencia y crueldad de quien desde el púlpito presidencial se hace víctima todos los días.