Si después de leer este libro y enterarse de la cantidad de triquiñuelas que ocurren tras los muros del Vaticano, decide usted tirar la toalla; por favor lávela primero, y quítele un par de penas al mundo.

Este tubérculo ha recorrido el mundo y ha sido muy bien aceptado en diferentes cocinas. ¡No te olvides de él en casa!