El poder mafioso ha comenzado a declinar. Está puesto en la picota. Varios de sus principales operadores caídos, como abogados, ministerios públicos, jueces, magistrados y hasta ministros, parecen apenas el comienzo
Al gobierno le está pesando dar la menor demostración de fuerza. El fantasma de la masacre de estudiantes en Tlatelolco y luego en 1971, son telarañas que lo inmovilizan
La gavilla “gobernante” se embriagó y enloqueció en una orgía para repartirse el botín llamado México. Fueron depredadores fuera de lo común. Casi se acabaron el país. De haber podido, lo hubiesen escriturado a su nombre
De seguir la actual peligrosa línea, emergerá un Estado inmoral que se colocará encima del Estado moral, legalmente constituido pero que hoy se ve cada día más débil y vulnerable. Y eso no puede seguir: un gobierno surgido de la legalidad pero temeroso frente a la ilegalidad