En los años treinta se colocó un robot monumental en las calles del Centro Histórico. La enorme figura no sólo llamó la atención de los ciudadanos, sino también de diversos artistas visuales que años más tarde lo recordaron en sus creaciones.

La costumbre de levantar arcos triunfales, proveniente de la antigua Roma, fue muy característica del México virreinal. Debajo de ellos desfilaban virreyes, héroes nacionales y dictadores. La herencia de estos arcos aún perdura en algunas fiestas patronales.