Una vez más, la semana pasada, el señor John Ackerman, secretario de Adulación Pública, atrajo las candilejas que tanto ama en su doble calidad de animador de televisión e ideólogo del MoReNa. En las semanas previas, lo hizo contra su voluntad, pues fue acusado de practicar el nepotismo (aunque, hay que reconocerlo, sólo con sus parientes) y de poseer con su esposa —la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval— una fortuna en bienes raíces que se cuidaron de transparentar, a pesar