Publicaciones clasistas en redes sociales estigmatizan a los beneficiarios de los programas sociales, con ideas como que “no hay que darles pescado, hay que enseñarles a trabajar”. Aunque quienes repiten el mito del “vicio de la dependencia” insisten en criticar a los programas sociales y al clientelismo, la realidad es que son insuficientes para “dejar de trabajar”, y son los cambios en ingresos laborales que podrían explicar más la popularidad del gobierno federal