Los gobernantes prefieren eludir la responsabilidad que asumieron con el poder que les fue concedido, para buscar culpables de los problemas que los rebasan

La política se vuelve en contra de sí cuando los representantes populares, rebasados, solo gritan, reclaman y culpan a otros de sus propias impotencias

En la clase política no hay críticas ni proyectos: hay una guerra de declaraciones y de acusaciones, sin más propósito que la destrucción mutua