Varias semanas después de la tragedia, Alejandra Lagos despertó de regreso en Nueva York —donde vive desde hace años con su esposo y sus hijas— con su realidad trastocada. Fue tal la conmoción, que no recuerda cuánto tiempo permaneció en México, tras la muerte de su padre —el 19 de noviembre de 2017—, a manos de criminales, mientras rodaba en su adorada bicicleta por las Pirámides de Teotihuacán

Qué importante es hablar, más en estos tiempos. De lo importante, de lo no tanto, de los buenos días, de los sueños