“¿Por qué no luché? ¿Por qué no hui? Me quedé quieto como una piñata y dejé que él me destrozara. ¿Tan flojo soy que no pude hacer ni el menor intento de defenderme?...”

Los liberales no discernieron entre problemas endémicos, errores y rezagos: todo lo satanizaron de forma pareja. Todo está Mal y no hay nada Bueno: esa fue su única y machacona narrativa.