Preguntaron, mirándome a los ojos, que si esta columna se trataba de parodiar el caso de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, acusada de plagio por su tesis profesional en la UNAM.
¿Por qué tanto apoyo? Es el enamoramiento político, la luna de miel postelectoral que no termina: la mayoría ve a la Presidenta como una líder casi perfecta.
La decrepitud que provocan algunos males amerita que los enfermos puedan concluir dignamente su vida en el momento que lo decidan, no cuando los familiares o los médicos quieran.
Con la ocurrencia filosofal de los "abrazos, no balazos", los delincuentes se volvieron más altaneros y los policías quedaron más vulnerables.
Le nouveau surréalisme mexicain, o la vida es una maldita tómbola…
¿Cómo le explico que una tómbola enterró las carreras judiciales de tanta gente? ¿Cómo le explico que ahora tendremos juezas, magistrados y ministros surgidos del más absurdo y peligroso azar?
En estos diez años han fallecido una madre y cuatro padres de los estudiantes desaparecidos. Progenitores que nunca encontraron ningún tipo de consuelo para sus pérdidas.
Narco-Filadelfia, aquel 4 de julio, narco-Culiacán, 15 de septiembre
A ver si de una buena vez entendemos la envergadura de lo que pasa hoy en algunos lugares de México, donde hemos normalizado la violencia criminal a tal punto que ya nos parece habitual.
Se ha consumado el peor golpe electoral que haya vivido México en este siglo. Lo que las fuerzas oficialistas no ganaron en las urnas, lo han arrebatado en una herradura que se ha convertido en la mesa de la ignominia: el salón del Consejo General del INE.
¿Tendremos una presidenta que antes que nada sea la Primera Morenista de la Nación, como aquellos tlatoanis priistas que salivaban al avasallar a sus adversarios violando todas las leyes electorales posibles?
Ebrard, renovado, exultante. Respetuoso, institucional. "Señora Presidenta Electa", le llamaba a su nueva jefa. Y así, el más adictivo deporte nacional en la política mexicana, el futurismo, arrancaba.