Los responsables del descubrimiento son científicos de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Ticomán, quienes bautizaron al vestigio con el nombre de la escuela

11 de agosto: el Congreso del Trabajo informaba sobre el "fondo de los movimientos estudiantiles" en la capital; la UNAM informaba en una asamblea general, una marcha a realizarse dos días después junto a estudiantes del IPN