En México la ley es optativa, como lamentablemente lo hace creer El Jefe Supremo cada mañana. Y los muchos compatriotas que creen que para tener licencia basta con pagarla, saber que la policía es corrupta...

Que sean dos fiscales y una ministra de la Suprema Corte (es decir, los encargados de vigilar el debido orden y la aplicación de la justicia en la capital y en la Patria) los que cometan plagio es cosa seria...

Varios días después de lo que comenzamos a llamar “el Evento” estaba yo mudo y un tantosordo, caído en una curiosa cuanto prolongada perturbación neurosiquiátrica

Álvaro charlaba, pero charlaba con la rara lucidez de los escritores que viven la verdadera vida, sin la anemia de quienes viven para escribir verdades.

En las universidades de alto nivel nadie quiere ser director o jefe, mientras muchos en la UNAM sólo quieren ser eso, pues se gana más salario, tienen prebendas y la posibilidad de ascender en la alta burocracia.

El Comandante Supremo declaró que en su gobierno “no se censura a los periodistas”. Es cierto, no los censura porque lo prohibe la Constitución, por lo que debe limitarse a insultarlos, agredirlos, calumniarlos...

Para El Supremo, sumariamente, “el que insulta se degrada” y él no se degrada nunca. Bueno, algunas veces ha dicho “¡al carajo!”, pero sólo en circunstancias apremiantes

La revista Sentido Común acaba de lanzar una linda idea que consiste en convocar a la ciudadanía a escribirle al presidente cartas “como muestra de agradecimiento y despedida con el objetivo de visibilizar el sentir popular y preservar su legado”

Según el Humanismo Mexicano, la clase alta no tiene re-medio. Ni modo: “Ya se echaron a perder por la ambición al dinero, por la ambición al poder y eso los ofusca, eso los enajena”.