Cuando nuestra mente entra en modo “tirana”, se conecta con esquemas ancestrales en los que gobierna la ley de la selva, lo que hace que vea peligro en todas partes. En esta modalidad regida por emociones primarias, la prioridad del cerebro límbico es la autoconservación, que reduce las preocupaciones básicamente a cuatro: alimento, combate, temor y sexo

“Los que nacen y crecen bajo el amparo de posiciones elevadas, están condenados por una ley fatal a mirar siempre para abajo, porque sienten que todo lo que los rodea está más abajo del sitio en que a ellos los han colocado los azares del destino”