Los secretarios de Defensa y Marina, los que pasaron por Gobernación, y los varios procuradores en el gabinete calderonista, se quejaban de cómo García Luna tenía la última palabra en las estrategias y las acciones contra el crimen

Los malos pasos de García Luna están documentados en informes y perfiles de la inteligencia militar que lo describen así: “una persona individualista, envidiosa, negada al trabajo en equipo, altamente protagonista, falsa, deshonesta y proclive a la ilegalidad"