En el cuarto de guerra de Sheinbaum no mandan las encuestas. Manda el presidente López Obrador, digan lo que digan los números.
Serán al final los electores, como siempre ha sido y seguirá siendo, los que tengan la última palabra y ubiquen a cada quién, candidata, candidato, partido, alianza o encuestadora, en su justa y real dimensión.
La polarización ha contagiado a la lectura de las encuestas. Los morenistas hoy creen ciegamente en ellas.
La candidata de oposición publicó una encuesta donde señala que ella tiene 38.9% de respaldo, por 38.7% de Sheinbaum
La nominada por Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Monterrey tiene 37% de la intención de voto, seguida por el abanderado de la alianza PRI, PAN, PRD, Adrián de la Garza, con 30%
Encuestas y resultados
Dependiendo de la metodología, las encuestas pueden retratar esa realidad de manera más o menos precisa. Pero las encuestas no son lo mismo que una elección.
No se ve una tendencia de que la candidata oficial bajará, ni otra que indique que la opositora crecerá con la suficiente fuerza y velocidad para alcanzarla.