Los mexicanos sabemos que los terremotos no son terreno para la politiquería. Ante ello, es difícil entender por qué el secretario de la Defensa y el secretario de Seguridad observaban con parsimonia al Presidente; en un protocolo de respuesta inmediato ambos secretarios tendrían que ejercer sus roles y coordinar flujos de información y de respuesta. El mismo Presidente tendría que estar operando una amplia red de información que le permitiera saber dónde han habido daños y qué tipo de respuesta