En noviembre de 2017, Patricia y Juan Carlos se mudaron a Playa Tijuana, en Jardines de Morelos. Ahí cobraron su siguiente víctima: una joven de 16 años, adicta a los solventes, hija de una de las primeras mujeres asesinadas por la pareja que iba a verlos con frecuencia, porque le daban comida "y para su vicio”