Varios marcan a mi celular, pero no hay respuesta. “¿Recuerda el número de la unidad?”, me pregunta uno de ellos. “¡Sí, es el 80!” Y me apura: “¡Súbase, ese taxi es del sitio Santo Domingo, la llevo...”

Lo que vi: decenas de trabajadores en plena acción a pesar de los sellos de suspensión y clausura. Levantan la obra a unos metros de la playa donde ya escasea la arena y abunda el sargazo. Alguien detecta las cámaras, hace una llamada telefónica y los albañiles se retiran

Los espectadores (vi desde bebés y estudiantes hasta gente muy mayor) pueden sentarse, acostarse o recorrer el espacio y experimentar cómo la obra les envuelve porque está en el techo, el suelo y los muros del cuarto convertidos en pantallas.

Auster sostiene una relación íntima con sus lectores. Ahora descubro que sus libros y cientos de párrafos subrayados están repartidos en cada rincón de mi casa

Entre las mujeres de Shakespeare, el autor detecta aquellas que lograron liberarse de las restricciones de sus padres que las relegaban a tareas del hogar para explorar sus propias capacidades y sueños.