Varios marcan a mi celular, pero no hay respuesta. “¿Recuerda el número de la unidad?”, me pregunta uno de ellos. “¡Sí, es el 80!” Y me apura: “¡Súbase, ese taxi es del sitio Santo Domingo, la llevo...”
Lo que vi: decenas de trabajadores en plena acción a pesar de los sellos de suspensión y clausura. Levantan la obra a unos metros de la playa donde ya escasea la arena y abunda el sargazo. Alguien detecta las cámaras, hace una llamada telefónica y los albañiles se retiran
Decía la invitación: “Con su aporte y generosidad podemos enriquecer la lectura de nuestra historia. Sea parte de este acontecimiento que marcará la diferencia para México. ¡Muchas gracias!”
Arquitectos de todo el mundo, artistas y estudiantes la visitan con reverencia y salen por la puerta de la casa a la calle con el asombro y la belleza tatuados en los sentidos.
Los espectadores (vi desde bebés y estudiantes hasta gente muy mayor) pueden sentarse, acostarse o recorrer el espacio y experimentar cómo la obra les envuelve porque está en el techo, el suelo y los muros del cuarto convertidos en pantallas.
Hoy, 30 años después, el contexto en Chiapas es otro: el crimen organizado ha tomado, con absoluta impunidad, parte de la Sierra Madre y la Selva Lacandona...
Un tren les pasará por encima, igual que a todos los mexicanos. Ya ni los jaguares y demás fauna silvestre podrán beber agua en sus cenotes...
Con Ester, concertista y maestra de guitarra clásica y popular, se casa. Es el primer pintor mexicano en obtener la Beca Guggenheim y se van a Nueva York.
Auster sostiene una relación íntima con sus lectores. Ahora descubro que sus libros y cientos de párrafos subrayados están repartidos en cada rincón de mi casa
Entre las mujeres de Shakespeare, el autor detecta aquellas que lograron liberarse de las restricciones de sus padres que las relegaban a tareas del hogar para explorar sus propias capacidades y sueños.